Muy buenas a todos,

Hace unas semanas comencé un curso de mi colega de profesión Luis Souto.

Conocí a Luis hace ya una década, cuando asistí al seminario de Monique Udell donde Luis se encargó de la traducción.

Este año y el anterior tuve el placer de trabajar junto a Luis en una mesa de expertos de la que pude compartir muy buenos ratos sobre el ejercicio de la profesión de Adiestrador y Educador Canino.

Al finalizar el trabajo de reuniones y debates sabía que estaría en contacto siempre que tuviese la oportunidad con estos compañeros y empecé matriculándome y disfrutando como un niño del curso Kryftos diseñado e impartido por Talkan (Luis Souto y Marga Cladera).

Kryftos trata la ansiedad por separación canina y no creo que exista un marco teórico más trabajado que el que ha expuesto Luis. Si disfrutas estudiando al detalle los perros, te lo recomiendo 🤓

Sin embargo, en una de las clases discrepé con Luis en una afirmación sobre el neuroticismo que provocan «las permanencias». Creo que si están explicadas desde la emoción correcta, pueden tener grandes beneficios terapéuticos y aunque este post se quede corto para dedicarles el tiempo que se merecen, creo que en el quedan claros los mimbres que debe seguir la creación de la permanencia si queremos que sea de utilidad en la intervención comportamental.

Espero que os guste la lectura y por supuesto que si eres profesional del sector, te haga plantearte la utilidad del debate entre profesionales.

El problema son las etiquetas

Ya he comentado en otros artículos del blog que las etiquetas están dando más quebraderos de cabeza en la profesión que sus supuestas ventajas.

Una etiqueta puede ser útil para el intercambio de información entre profesionales cuando los dos profesionales entienden todos los detalles que conlleva el uso de la etiqueta. De esa forma, dentro de una pequeña empresa de educación canina cuando hablamos entre nosotros con etiquetas (“permanencia”, “reactivo”, “caminar sin tensión”, etc.) nos ahorramos bastante tiempo en las reuniones sobre los casos activos.

Pero el verdadero avance cuando pretendes intercambiar información con otros profesionales está en sentarse a hablar sobre los detalles.

A continuación hablaré de manera extensa sobre el ejemplo de la etiqueta “permanencia”, pero esto mismo es aplicable a otras formas de etiquetar comportamientos como “el junto” (cuando todos vemos fuertes diferencias incluso en deportes caninos) o los “juegos de olfato” donde cada vez recalco más los seguimientos detallados sobre esas “sesiones de olfato”.

El problema de las etiquetas aplicado a “La Permanencia”

En muchas situaciones vemos perros que se encuentran todos en diferentes estados que podríamos llamar «permanencias», por ejemplo:

  1. Una permanencia de competición en sentado donde el perro está muy concentrado y activado en el punto donde el guía está escondido
  2. Una permanencia de un perro tumbado al sol de invierno con su guía sentado en un banco mirando el móvil
  3. Un border collie que permanece tumbado pero va reptando «con unos ojos que se salen de las órbitas» hacia el lote de ovejas que otro border está moviendo en ese momento.

Todas son permanencias, pero cada una de ellas se ha creado siguiendo un programa de entrenamiento diferente. Entre ellas se aprecian grandes diferencias a nivel de topografía de la conducta pero lo más importante es que también hay fuertes diferencias en el estado interno, en la emoción subyacente.

El mito de “premiar la Calma”

En el momento que alguien intenta empezar a “premiar la calma” lo primero que puede acabar es la calma en sí, ya que cualquier reforzador conlleva un incremento de la activación.

Con esta consideración en mente, debemos pensar muy bien el uso de los reforzadores para llegar a formar una permanencia que induzca calma 🧘‍♀️

Permanencias, más allá de la etiqueta

La permanencia de mayores aplicaciones prácticas en la vida de un perro de familia en nuestra sociedad no debería ser muy estricta en cuanto a los requisitos de la conducta en sí, y sin embargo debería inducir a un estado de calma en periodos prolongados.

Dicho de otra forma, NO es nada relevante que el perro cambie el peso de una cadera a la otra o se levante para volver a tumbarse de una forma más cómoda, pero sí que es realmente importante que la emoción subyacente a esa permanencia sea un estado de calma (activación muy baja y valencia emocional neutra)

A continuación veré una serie de consideraciones a tener en cuenta para llegar a alcanzar estas “permanencias calmadas” sin llegar a ser el objetivo de este artículo la generación de un manual de educación, es decir, iré pasando por encima de cada una de estas DIEZ consideraciones:

1.- Retirada de (algunos) reforzadores como tarea urgente

Como ya he mencionado, dar un trozo de comida (y mucho más evidente, darle un mordedor o la felicitación más escandalosa que podamos montarle) va a aumentar la activación. Si activamos a nuestro perro lo primero que hacemos es salirnos de esa emoción subyacente de calma.

Obviamente al principio del programa de entrenamiento usaremos reforzadores primarios como trozos de comida 🍗  . Pero en este caso, siendo uno de los objetivos de la permanencia esa inducción a la calma nos debemos plantear como tarea urgente la retirada de los reforzadores que activen “más de lo necesario”.

Aunque para algunos resultará “de cajón”, tampoco tiene mucho sentido el uso de reforzadores que un exceso de activación.

2.- Expectativa de continuidad y de larga duración

Aunque sean dos puntos distintos he decidido tratarlos como uno solo (así me salía un decálogo 😉).

Cuando hablo de continuidad (y esto me ha pasado en muchas ocasiones), es crear la expectativa en la permanencia de seguir en la permanencia a pesar de que sucedan eventos como: la aparición de reforzadores, un “salida de la permanencia”, etc. Se debe trabajar con una estrategia de refuerzo que cree esa expectativa de continuidad.

En cuanto a la duración, es fundamental crear una expectativa de duración del ejercicio si queremos que induzca a la calma. Si nuestro perro sabe que la permanencia es un periodo breve será complicado que induzca calma. Solamente haciendo un ejercicio de empatía veremos que es complicado calmarse sabiendo que esa espera será breve.

3.- Subida de Criterios libre de “inseguridades”

Me vienen a la cabeza algunos casos donde sencillamente el problema estaba en las subidas de criterios. Si las subidas de criterios tratan de “tomar atajos”, y esos saltos son bruscos, la emoción subyacente no será muy diferente a estados de “ansiedad”.

Dicho de otra forma, si las subidas de criterios son con prisas y sin considerar la sensibilidad de cada caso ante la aparición de una dificultad, es posible que ese perro en concreto piense que la tarea de la permanencia es más complicada de lo que debería ser y eso le provoque inseguridades a la hora de “preveer esos ratos de permanencia”.

4.- Evaluar si está estable

Cuando hablo de estabilidad en la permanencia está en comprobar si no está “cogido por alfileres”. Se pueden usar diferentes evaluadores para comprobar esta estabilidad, como ejemplo citaré tres: la estrategia de entrega del reforzador puede ser un buen evaluador, el lenguaje corporal y cómo recibe ese reforzador.

Todos los profesionales hemos sentido esos momentos donde ves que la permanencia se va a romper si no reforzamos de una determinada forma o nos ha pellizcado la mano al entregar un trozo de comida porque el estado emocional en la permanencia es… ¡horrible! 😵‍💫

Esos evaluadores deben de dar información para rectificar rápido la marcha de la sesión y volver a esa emoción subyacente de calma lo antes posible.

5.- El orden si altera el resultado

Si hay un error que se repite una y mil veces cuando veo intentos de entrenar una permanencia que busca la calma es explicarlo desde esa coreografía de “quieto”+”el guía se aleja”. Entiendo que es la imagen mental que busca el guía para un ejercicio finalizado pero desde luego que no ayuda ni lo más mínimo a crear una emoción de calma en la permanencia.

Si ya sabemos que la lejanía puede provocar “inseguridad” habrá que dejar ese criterio para el final. Siempre explico a los alumnos que la manera de ordenar esas tres partes es: 1) Distracciones (de leves a complejas); (2) duración y por último (3) la lejanía del guía.

6.- Finalización de la permanencia

El último paso en la desafortunada coreografía vista anteriormente aparece un último elemento que empeora todavía más la frecuente idea del humanoide 😉 : “quieto” + “el guía se aleja” + “llamada”.

Si un perro espera una carrera a toda velocidad hacia su guía va a ser complicado que se relaje en esa permanencia 🏃‍♀️ . La expectativa de finalización debería ser algo mucho más neutro que salir corriendo en una llamada o pensar en perseguir una pelota, mordedor, etc. Lo más fácil es usar una señal que no esté asociada a una activación elevada y que usemos en el día a día para actividades como pasar una puerta, cruzar la calle, etc.

7.- No todos son capaces de abstraerse de la superficie

¡La de situaciones que habré vivido relacionadas con una mala selección de la superficie!… No se puede pedir a cualquier perro que permanezca tumbado en calma en una superficie húmeda o fría. Considerar la morfología y el pelaje es un imprescindible 🐩 y en casos como los del grupo de los lebreles más nos vale seleccionar bien la superficie si queremos que la permanencia induzca a la calma.

Vamos a ser claros: nadie estaría calmado en una superficie incómoda

A veces todos los problemas para alcanzar esa calma tienen que ver con usar algo conocido y cómodo como puede ser su cama 🛏️ . Y hay que ser sensato, un lebrel italiano no se va a tumbar calmado en un suelo frío y húmedo como puede ser el del invierno en Madrid.

8.- Las prisas por llegar al objetivo en casos de ansiedad por separación

A veces el profesional se ve presionado, quiere mostrar avances a la familia y afronta la situación problemática antes de crear esa calma que requiere considerar todo lo que estoy comentando.

En un caso de ansiedad por separación puede existir más presión de la queremos para todas las partes:

  • El perro afronta cada rato de soledad dando muestras claras de una pérdida drástica de bienestar, y eso nos pone mal cuerpo a los profesionales de la educación canina.
  • La familia puede estar en conflicto con algunos vecinos debido a la protesta por separación en forma de vocalizaciones 🗣️ .
  • Finalmente el profesional se ve en una situación complicada donde los otros dos vértices del triángulo terapéutico le exigen celeridad.

Aunque sea complicado, sobre todo cuando estás comenzando en la profesión, hay que mantener claros los criterios, explicar los tiempos a la familia del perro y seguir un cronograma de trabajo que  incluya requisitos medibles de superación de cada una de las fases planteadas para la intervención comportamental.

9.- Todos observamos que cierta topografía correlaciona con la calma

El caso que más explico es el tan ansiado “sentado en calma”. Todos observamos que un perro cuando se relaja se acaba tumbando, esto no quiere decir que sea imposible que esté calmado mientras está sentado. Sin embargo, si observamos esto, ¿por qué no empezamos a buscar la calma directamente desde el tumbado?

Al igual que una forma de tumbarse recostado sobre un lado o formando una curva con el cuerpo suele estar más cercano a la calma que un “tumbado en esfinge” de competición deportiva.

Para que cada perro decida tumbarse de una manera lo más natural posible y que cada individuo decida su estilo de tumbado, es tan sencillo cómo evitar todo lo posible un mantenido en el tiempo (aunque puede usarse durante alguna sesión). Pronto se deben empezar a usar estrategias algo más deductivas que el luring.

10.- El poder de las manipulaciones táctiles

Si has visto en directo algunas manipulaciones táctiles bruscas seguro que las tienes asociadas a una forma de educación poco moderna y alejada del adiestramiento en positivo. 

Pero en psicología infantil las manipulaciones táctiles se sabe que son una buena forma de apoyar y calmar a un niño. En los perros se puede conseguir una manipulación que induzca calma. Evidentemente este trabajo debe realizarse por separado, como si se tratase de una parte del ejercicio.

Una manipulación, si está entrenada es mucho más fácil de realizar para el perro que la escucha de una señal verbal. Si recordamos nuestra niñez, es mucho más cómodo y calmante que nos lleven de la mano a un sitio que nos digan que vayamos a ese sitio sin la compañía de un referente 🤝 .

Pero hablar sobre estas manipulaciones da para un post entero. Nos vale quedarnos con la idea de que son un recurso muy potente cuando llegar a la calma se pone cuesta arriba.

Límites y Conclusión

Todo tiene límites y la calma no es una excepción. Trabajar la calma no te garantiza que tu perro esté tranquilo en la barra libre de una boda 😉

A veces vemos situaciones donde el lado humanoide de la relación pide una calma imposible de alcanzar.

Espero que este post sirva de ejemplo para que los profesionales se sienten a debatir sobre los detalles, siento ser así de “toca narices” 👉 👃 pero las etiquetas más ampliamente usadas como “Reactividad”, “Permanencia”, “Junto”, etc. pueden ser entendidas de cien formas diferentes por cien profesionales diferentes, ¡¡Y eso no es malo!!

Lo que es malo para la profesión, es decir que la manera de proceder es mala sin conocer los cientos de detalles que van a influir sobre el éxito o aplicabilidad de una determinada técnica.

Espero que os haya gustado este post, por mi parte reconozco que me encanta aprender y disfrutar de las pocas charlas que he podido tener con Luis Souto, os recomiendo al académico de habla hispana del mundo del comportamiento canino 🧑‍🎓.

En nuestro Curso de Adiestrador Canino en Madrid, dedico muchas horas de práctica a que se entienda la diferencia entre una permanencia que induzca calma a una permanencia deportiva. ¡Espero conocerte en el aula! Estaremos encantados de prepararte para el día a día del Educador Canino

Nuestros alumnos nos avalan.

¡Pídenos información! Un fuerte abrazo, Javi Martínez.