Esta foto es de Summer durante un seminario de pastoreo con Oscar. Disfruto cuando escucha delante de las ovejas, sobre todo en ese instante final cuando para de pastorear para ACUDIR A MI LLAMADA moviendo el rabo.

La infancia de Summer estuvo llena de sustos, recuerdo como un manojo de nervios ver su preocupación constante por el movimiento: coches, bicicletas, corredores, incluso por las bolas de nieve que se movían bajo sus patas. ¡¡No podía creer lo que tenía entre mis manos!!

El momento más negro de mi vida con perros fue sin duda con ella en el campo. Había salido a pasear con todos al campo, era un día de lluvia y había charcos por todos lados. El paseo había sido fabuloso, era capaz de escuchar su nombre el 90% de las veces, ¡había que celebrarlo! De repente al fondo del camino aparece un 4×4, piso la correa larga para evitar que salga hacia allí, pero el terreno era barro blando y la correa resbala por debajo del pie. En tres segundos Summer estaba parada frente al todoterreno intentando cortar su movimiento. La llamo y se da la vuelta, pero el 4×4 decide acelerar ahora que el camino está libre y Summer no puede resistirse, sale corriendo con la intención de parar ese movimiento que no hace caso de sus señales de acecho.

No consigo ver donde van porque el camino está rodeado de juncos por todos lados, simplemente veo el coche alejarse y yo salgo corriendo tras ellos. En mi cabeza solo vienen imágenes de Summer aplastada en mitad del barro, jamás imaginé toda esta pesadilla. De repente apareció corriendo a toda velocidad hacia mí, ¡menos mal!

Llegué a casa temblando, no quería ni hablar por teléfono. Me tomé una infusión y me senté en la mesa del salón mientras la miraba tumbada en su cama llena barro y durmiendo plácidamente. Esa misma noche, cuando pude volver a pensar empecé a escribir paso a paso lo que haría con ella en diversas áreas: desensibilización, reducción de estrés, entrenamiento de la llamada social, el tumbado de emergencia, etc. Tras un periplo de muchos kilómetros, esfuerzo, y dedicación creo que Summer es lo mejor que me ha pasado, no sabría todo lo que sé si no fuera por su genética.

Y ese ha sido el momento de toda mi vida con perros que me dejó la sangre congelada. Cora en su época «macarrilla» quedó como una Santa al lado de esa fase de Summer. A lo largo de meses me tocó escuchar una y otra vez la sugerencia: «Sólo Es Un PERRO, mándalo a otro sitio y punto», una vez más en mi vida no entendía nada.

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